El periodismo
Grabando Zona UNIMINUTO. 2010. Foto: Archivo Dirección de Comunicaciones UNIMINUTO. |
Hoy estas líneas estarán dedicadas al periodismo y
será desde lo romántico, desde la utopía, desde el sueño ideal, como me lo
presentaron en las clases de la Universidad.
Desde siempre los medios de
comunicación han estado presentes en mi vida. Cuando era adolescente, intentaba
ignorarlos, no sentía que me aportaran nada a mi vida, ya era lo
suficientemente caótica como para dedicarle una hora a ver un noticiero que me
relataba en breves segundos un puñado de noticias que, a duras penas, podía
asimilar. Luego llegó la época en donde debía definir mi carrera y por supuesto
el periodismo no estaba en mis opciones, pero la comunicación social si, y cómo
hacerle entender a un público que son dos maneras distintas de trabajar, esa
era mi misión. Me vinculé al grupo de comunicación del colegio liderado por una
monja, que ahora se me pasa su nombre, y no hacíamos absolutamente nada, las
reuniones eran una pérdida de tiempo y aunque analizábamos la mejor manera de
aportar desde la comunicación a nuestro colegio, nunca vi acción allí, yo
quería que construyéramos una emisora, como los grandes colegios del sector,
quería que hiciéramos un programa de televisión, pero tampoco se dio, quería
entonces, lo típico de los colegios, hacer un periódico y nada de nada, lo
cierto fue que me gradúe y nunca vi nada de eso prosperar.
Pero no se dejen engañar, mi
interés no eran los medios, era lo que podía hacer con ellos, jamás pensé en
ser locutora o presentadora, quería contar historias y estaba segura de que en
los tres medios lo lograría. En el colegio había tantas historias porque
salieran a la luz, que me sentía impotente al no poderlas contar.
Para una clase, la psicóloga nos
pidió que buscáramos en todas las universidades que hay en Bogotá la carrera
que queríamos estudiar. Ahora los colegios, incluso las mismas universidades
buscan a los estudiantes para reclutarlos en sus instituciones, convenciéndolos
con diferentes estrategias de mercadeo. Bueno, en mi época eso no pasaba, a
nosotras nos tocó ir a cada universidad a pedir información. Todas las carreras
que tenían Comunicación Social y Periodismo, se enfatizaban en algo, la mayoría
en medios y como les dije, ese nunca fue mi interés. Llegué a la Universidad de
la que soy egresada y me enamoré del programa, no del lugar. Puse en una
balanza lo que me gustaba del programa y lo que no me gustaba de la universidad
y llegué a la conclusión que sería más feliz estudiando lo que me gustaba del
programa y no me equivoqué.
En la carrera fui periodista en
radio y prensa (medios que tenía la universidad para que nosotros pudiéramos
hacer nuestras primeras notas periodísticas), en televisión hice una nota
periodística para una clase y me quedó horrible, aun me da vergüenza. Odiaba el
periodismo, odiaba repetir lo que hacían los periodistas de los medios que todo
el mundo veía. Odiaba esperar a que la fuente se dignara a recibirme para
responderme una o dos preguntas, detestaba hacer lobby. Me esforzaba por salir
de esa estructura, buscaba más de tres fuentes, intentaba hablar pausado, para
darle otro matiz a mi trabajo, pero no, definitivamente no me sentía en mi
lugar.
Pero en mi vida apareció como un
ángel, iluminando la manera en la que se podía hacer periodismo, este ser no
podía ser otra que Leila Guerreiro. Comencé a leer algunos textos, luego empecé
con sus libros y finalmente, como una fanática enloquecida, seguí todo su
trabajo. Eso era lo que yo quería hacer. Escribir historias profundas, con
todos los sentidos, que generaran interés a un grupo selecto, solo a los que
querían conocer de fondo, con argumentos, a los que no les aburría leerse una
historia de más de cien páginas, ciertas de principio a fin.
Claro, en la universidad me
hablaron de Eco, García Márquez, y tantos otros que hicieron del periodismo
algo interesante con las letras. Pero fue ella la que me llenó ese vacío que
sentía con el periodismo. Y después de ella, llegaron nuevos personajes, porque
es una red que no tiene fin, que se sigue construyendo. Entra a escena Martín
Caparrós, citado por ella, a Rodolfo Walsh, Tomás Eloy, y descubro a Alfredo
Molano, Alberto Salcedo Ramos, al gran, Juan José Hoyos, pero es gracias a ella
que comienzo a indagar más sobre este tipo de periodismo.
Centro de Memoria y Reconciliación 2022. Foto: Thomás Cortés Socha. |
En una clase, les puse a leer el
libro: "Los Suicidas del fin del Mundo" de Leila, en ese momento el
libro no estaba en Colombia, una estudiante lo pidió por internet y tuvo que
pagar casi $70.000, pero me dijo que valió la pena. Este libro se encuentra en
digital y fue así como lo leyó la mayoría del curso. Lo que me gustó del
análisis que hicimos en el grupo, no fue solo la historia, completa, fuerte y
bien contada, sino que muchos estudiantes estaban asombrados del trabajo
periodístico que había realizado Leila, página por página marcaron las fuentes,
los libros y consultas que tuvo que hacer para ofrecernos semejante historia,
el trabajo de inmersión y la prosa tan maravillosa que tanto la destaca. No
tuve que hablarles maravillas de ella, solo leyendo el libro, se dieron cuenta
por qué si o si, tenemos que leerla. En la feria del libro 2022, vi que ya
estaba en Colombia el libro y muchos otros de periodismo literario que no sé
por qué razón no se encuentran tan fácil aquí en el país.
Dejé de ver noticieros hace
muchos años y la verdad es que no me han hecho falta. Tengo otros medios donde
me entero de lo que sucede en mi país y en el mundo. Pero, hace poco, obligada
por el televisor encendido de un restaurante vi un noticiero y me dio pena, es
increíble que después de tantos años, sigan siendo iguales, no innoven en su
forma de contar la realidad del país. Siempre han sido criticados en el aula,
lo sé porque en clase esa era mi manera de desahogo y ahora como docente, lo
hago para que mis estudiantes no sigan repitiendo, no solo la estructura, sino
eso que se escoge para contarle a la gente, ese interés particular y personal
que no permite que quede en la memoria histórica los hechos como se
presentaron, con todas las versiones y el análisis que un buen periodista puede
hacer.
Afortunadamente con el tema de
la pandemia, surgieron nuevos formatos y otra forma de hacer periodismo. Las
narrativas transmedia salieron a ejercer su poder y la dinámica que producen en
el periodismo, es acertada. También sé que muchas universidades le están
apostando al periodismo universitario, La Red de Periodismo Universitario lo
confirma, y esto motiva a que los estudiantes sientan la necesidad de innovar
al contar buenas historias. Atrás quedó ese temor que teníamos sobre la memoria
que le quedaría al país si solo nos quedamos con lo que publican los medios
tradicionales, ahora, se pueden encontrar más versiones de los hechos.
La academia sigue haciendo lo
suyo, los egresados intentan ponerlo en práctica y los medios tradicionales se
están quedando. Espero que más profesionales en el periodismo sientan que su
trabajo es importante para la historia del país y que lo que cuentan, será
parte de la construcción de memoria.
Comentarios
Gracias por tus comentarios, querida Diana.
Fabio E. Medellín V.
Un saludo y un abrazo
John W. Afanador